Lupita se ha quedado pálida al ver a Ronaldo.
--vamonos... --le suplica.
Héctor no le hace caso, Ronaldo es su ídolo, siempre ha deseado conocerlo. Se acerca a él, le habla con admiración. Ronaldo se muestra simpático, los dos encajan sus manos. Se hacen fotos, Ronaldo le firma autógrafos. Lupita agacha la mirada. Se siente una mala mujer. De reojo mira a Ronaldo, aunque su esposo es muy más atractivo, Ronaldo le resulta más sexy. Está loca por él y le gustaría volver a revivir esa noche en la que sus cuerpos fueron unos solo.
--por favor... ¿me haces el honor se sentarte con nosotros? --suplica Héctor.
Lupita hace que no con la cabeza pero nadie le hace caso. Mientras Héctor y los amigos que están con Ronaldo juntas las mesas, el futbolista se acerca a Lupita y muy flojito y sin que nadie más lo escuche le dice:
--¿¿qué tal?
Lupita lo mira asustada. Está molesta con él, también tiene miedo de que su marido descubre que le ha sido infiel.
--yo a usted no lo conozco... ni me hable...
Lupita no entiende como ha sido capaz de hablarle con tanta indiferencia cuando se está muriendo por hacer el amor con él. Ronaldo se siente ofendido como hombre. Aunque sólo fue un polvo más, a Ronaldo no le gusta nada que no dejar huella en las chicas que han estado con él. Herido en su amor propio dice jugar al mismo juego que la joven: el de las ofendas. Aprovechando que Héctor está distraído juntando las dos mesas, le dice a Lupita al oído:
--sabe tu marido que eres puta?
Lupita mira a Héctor, que no está escuchando nada. Los amantes de una loca noche se hablan en un susurro:
--yo no soy prostituta.
--ah no? --dice Ronaldo riendo-- ¿y el dinero que te pagué...?
Ronaldo habla con burla. Lupita muy nerviosa:
--no lo recogí...
--si, ya...
Héctor se acerca a ellos, se sienta al lado de Ronaldo, quedando el jugador entre el matrimonio.
--¿y ustedes de que tanto hablan? --pregunta Héctor poniendo su mano en el muslo de Ronaldo.
Héctor en medio de la admiración trata de ocultar deseo. Ronaldo mira burlón a Lupita y dice:
--que te cuente ella...
Héctor jamás imaginaría que su esposa se ha acostado con el futbolista que tanto admira. Lupita jamás sospecharía que de saberlo lo que Héctor sentiría sería envidia de no haber sido él quien ha estado en brazos del calvo más sexy y seductor. Lupita se levanta:
--me siento mal.... ¡quiero irme...¡
Héctor no lo duda:
--está bien... pide un taxi... nos vemos en el hotel...
Ronaldo mira a Lupita riendo. Le parece muy chistoso que el marido de ésta prefiera quedarse con él. Lupita se va molesta. Héctor está demasiado feliz de estar al lado de Ronaldo para preocuparse por ella.
--¿tu esposa no se enfadará contigo? --dice Ronaldo.
--no claro que no --dice Héctor indiferente.
--¿y no tienes miedo de dejarla ir sola? Es demasiado linda... Mira que algún caradura se puede aprovechar de ella... --dice Ronaldo con ironía.
--allá ella si quiere ser una ramera...
--no te veo muy enamorado... Parece que no te guste tu esposa...
Héctor le gustaría hacerle una propuesta amorosa a Ronaldo pero el futbolista es una estrella demasiado importante y tiene miedo de lo que pueda suceder. Pasa un rico rato charlando al lado del brasileño y se despiden como dos amigos. Lupita está en el hotel nerviosa. No puede creer que Héctor se haya quedado con el hombre con el que se acostó días atrás. No soporta la idea de verlos juntos. Tiene miedo de lo que él futbolista le pueda contar a su esposo. Hace su maleta por su Héctor la echa de su vida irse sin alargar su humillación. Héctor llega feliz. De hecho Lupita jamás lo vio tan contento. Héctor lleva una sonrisa en su rostro que ni el mejor polvo... Aunque le hubiera gustado tener sexo con el futbolista, la admiración era la primero y ha gozado más hablando con él que echando un polvo con cualquier chico guapo de los que siempre se le ponen enfrente. No se ve enojado. Se baja los pantalones y se tumba en la cama. Con la cabeza bajo la nuca.
--¿ocurre algo? --dice al ver a su esposa nerviosa.
Lupita no saber qué decirle. No parece que sepa nada. Entonces Héctor se da cuenta de la maleta de ella:
--¿y esa maleta?
--es que prefiero irme...
--porqué si la pasamos muy bien...?
--pero si nunca salimos juntos...
Héctor se sienta en la cama:
--pero es porque tu quieres...
--No me siento bien... me quiere ir...
Héctor se levanta. Está en boxers. La acaricia:
--está bien... aunque creo que deberías ir al médico... No es normal que te sientes siempre mal...
Las caricias de su esposo ya no le dicen nada y a Lupita le ponen nerviosa porque sólo piensa en Ronaldo. Espera que la distancia haga que las cosas se normalicen...
En México, Felipe está empacando. Se da cuenta que Benja está en la ventana pensativo.
--Te ocurre algo...?
Benja no contesta. Felipe deja lo que está haciendo.
--Benja ¿me escuchas?
Pero Benja está muy metido en sus cosas y no le está haciendo caso. Entonces Felipe se acerca a él y lo abraza por la espalda:
--¿en que piensas?
Benja se gira. Lo mira. Se sonríen con cariño. Se funden en un cálido abrazo. Aunque no está tan enamorado de Felipe como Felipe lo está de él es un gran refugio en los momentos en los que está un poco triste. Benja lo acaricia con ternura:
--no me hagas caso...
Benja se aparta de su chico y se sienta en la cama. Felipe en cuclillas lo besa en los labios con suavidad mientras le acaricia el pelo.
--Te amo, Benja y si a tú te sientes mal yo me siento mal. No me puedes pedir que no me importe...
Benja se tumba en la cama:
--en serio. No me pasa nada... sólo estoy un poco bajoneado pero no es nada grave...
Felipe se tumba a su lado. Felipe estaría siempre abrazado a él, Benja agradece el cariño de su pareja especialmente en los momentos que están tristes. Tumbados en la cama, abrazados el uno frente al otro, Felipe le dice con cariño:
--es por tus padres ¿no? No están contentos con la boda... ¿verdad?
Felipe está preocupado. Tiene miedo que las presiones familiares rompan con su felicidad. Benja se levanta. Fuerza una sonrisa.
--con mi vieja siempre podemos contar pero yo sabía que a mi padre no le haría ninguna gracia... Aunque se supone que ha aceptado que su hijo sea gay le parece demasiado vergonzoso tener que decirle a sus amigos que su hijo se casa con otro hombro...
Benja está de pie mirando el equipaje que tiene preparado Felipe. Éste se acerca a él:
--¿y entonces que vamos a hacer?
A Benja le duele el rechazo de su padre, que no lo acepte en serio:
--a mi padre le gustaría que me ocultara pero no le voy a dar ese justo... Tú y yo nos casamos y si a mi padre le parece mal pues que no venga...
Felipe abraza entusiasmado a Benja:
--te amo, te amo tanto...
Benja sonríe, Felipe lo sabe triste y eso le duele.
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