Aunque no le molesta porque es algo que él siempre hace por obligación, porque le va bien tener a su lado una joven como Lupita, a Héctor le sorprenda que ella no quiera hacer el amor con él cuando sus únicas peleas es que ella quisiera hacerlo a cada rato y él con una vez cada dos semanas como mucho, con ella, tiene más que de sobras. En brazos de Ronaldo la joven ha descubierto que no sabía nada del sexo y aunque se siente culpable no quiere borrar el placer que ha sentido, las huellas del futbolista.
--te ocurre algo?
--No, no... ¿porqué?
Lupita está muy nerviosa. Aunque procura responder a su perplejo marido con normalidad está muy alterada. Tiene miedo que su marido descubra su infidelidad.
--es que siempre quieres hacer el amor...
Lupita mira a Héctor con miedo. No le gustaría sentirse obligada a hacerlo:
--tu quieres...?
--y tú.,,?
En realidad ninguno de los dos quiere y lo plantean como una obligación cara al otro.
--me duele la cabeza...
--si tranquila...
Aunque le sorprende está encantado.
--¿te pasa algo conmigo? Te noto distante... Supongo que no será porque no te pueda dar hijos...
Lupita le sonríe. Se da cuenta que su esposo no sospecha de ella. Lo abraza, se aferra a él.
--todo está bien... todo está como siempre...
Ella se resigna a una vida gris al lado de un esposo muy guapo que desea y quiere pero que no la hace sentir mujer, que no la hace sentir como Ronaldo. Héctor se queda tranquilo. No le gustaría que la gente supiera que es esteril y menos que su esposa lo dejó por eso.
--vamos a dar una vuelta...? --dice él.
--si claro...
Lupita no muestra mucho interés. Si por ella fuera se irían de ese país inmediatamente aunque está segura que es casi del todo imposible que se encuentren, la joven tiene mucho miedo de un encuentro con el futbolista que por una noche se ha convertido en su amante. Y es precisamente eso lo que quiere Héctor:
--me han hablado de los sitios que frecuenta Ronaldo... ojalá lo veamos...
Lupita se pone pálida, se tambalea.
--¿te ocurre algo?
Lupita fuerza una sonrisa:
--estoy algo mareada... mejor ve tu solo... me quedo yo...
Héctor la ayuda a sentarse en la cama:
--no yo me quedo contigo...
Lupita se tumba en la cama. Está blanca. Héctor la mira con interés:
--de verdad te ves bien mal... ¿no estarás embarazada?
Lupita se altera:
--¡¡claro que no...¡¡
Héctor se pone mimoso:
--no te enojes... es que yo estoy seguro que el resultado de esos análisis no son ciertos, que yo no soy esteril... Seguro que te preñé... yo soy bien macho...
--¡no estoy embarazada...¡ --dice ella muy asustada.
Se pone de lado en la cama para que su esposo no le vea la cara de nervios:
--sólo me faltaría eso --dice ella entredientes.
Héctor no entiende bien la reacción de ella:
--bueno, no te pongas así... es que a mí me haría sentir mejor saber que estás embarazada por métodos naturales...
Lupita se pone muy nerviosa porque no se cuidó y tampoco escapa a la lógico que esté embarazada:
--pero es imposible... sería demasiada casualidad --dice ella para sí tratanto de tranquilizarse.
Héctor se sienta al lado de su esposa en la cama. No sabe qué decirle. Ella no lo mira:
--te puedo pedir un favor --le dice ella.
--si claro... todos los que quieras...
--me quieres dejar sola? Quiero acostarme, estaré más tranquila... Sal y diviérte...
Héctor está encantado de poder divertirse y con el permiso de su esposa. Como ella no lo ve sonríe pícaro:
--¿estás segura?
--si --dice ella-- ve tranquilo.
Héctor sonríe. Besa a su esposa en la mejilla:
--no te molesto más...
Hector se pone un sexy bañador:
--estaré aquí sin me necesitas...
--está bien...
Y mientras que Héctor se va a la piscina del hotel a lucir cuerpazo Lupita se queda sola llora con angustia, con frustración, con deseo pensando en Ronaldo. Héctor se sabe atractivo y disfruta mostrando su estilada figura. Sus abultados genitales, sus fornidos pectorales... Se acaricia la melena, detrás de él deja un sinfín de suspiros y de miradas, de jovencitas (y jovencitos) que desearían que perdiera ese bañador. Héctor se va moviendo. Se tira por el trampolin, nada, vuelva a salir... Su cuerpo mojado es de infarto y él se da cuenta... Sobre en un joven, de 18 años. Muy guapo que lo mira con timidez. Héctor se da cuenta de cómo el bañador de ese joven está más abultado que como empezó a mirarlo. Héctor le guiña el ojo. El joven siente que le va a dar un infarto. Se retira. Héctor está excitado por la belleza y la timidez del joven. Éste se va detrás de una caseta. Se siente más tranquilo. Héctor le ha gustado mucho.
--sí alguien se entera que me gustó me matan...
El joven iba a volver a irse pero se topa con alguien. Sólo ve unos pectorales. Se pone a cien. Levanta la cabeza y se topa con la mirada de Héctor. Su belleza lo deslumbra. El chico vibra sólo de mirar a ese hombre tan guapo, como jamás había visto otro igual. Coqueto Héctor le dice:
--te ibas a ir sin presentarte...?
--me llamo... --dice él temblando.
Héctor le pone la mano en la boca:
--no me interesa ese tipo de presentación --dice con mucha sensualidad--... vamos a un lugar para estar a solas...
los dos se miran, se estremecen. El chico no se mueve. Héctor lo empuja hasta el interior de la caseta. Se arrodilla ante el joven que está muerto del deseo y del deseo, le baja el bañador y en seguida aparece ante un excitado Héctor una tierna pero grande y dura lanza deseosa de ser explorada. Héctor se arrodilla mientras que el otro se retuerce del placer... Después de saborearla con la boca, Héctor da la vuelta al joven, acaricia, chupa el trasero. Luego se baja el bañador y roza con su sexo el agujero anal del joven.
--es tu primera vez...? --jadea Héctor.
El chico hace que sí con la cabeza. Héctor le señala una toalla:
--muerde... no sea que nos vayan a descubrir por tus gritos...
El joven lo mira asustado pero obedece. Jamás sintió tanto y tanto placer. Los dos han gozado. Luego Héctor se sube el bañador y se va.
--Nos volveremos a ver? --le pregunta el joven.
Héctor antes de cerrar la puerta dice con indiferencia:
--si quieres... yo estaré por aquí...
Mientras que Lupita se la pasa encerrada en su cuarto por miedo a ver a Ronaldo, Héctor se sigue viendo a diario con ese joven que ha conocido el sexo en sus brazos. Se ven a escondidas de la esposa de Héctor y de los padres del joven. Su relación es sólo sexual, Héctor ni sabe el nombre del joven y éste tampoco se despide cuando sus padres se lo llevan. Héctor lo espera 5 minutos y como no aparece sube con su esposa. Lupita ya ha perdido un poco el miedo y porque no quiere perder a su esposo (no imagina que él ha estado encantado que lo dejara solo) se va a dar una vuelta. Van a comer y justo su mayor temor se cumple.
--¡¡no me lo puedo creer¡
Héctor está feliz. Lupita se ha quedado blanca. Ronaldo está en la mesa de al lado, mirándolos fijamente.
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